sábado, 2 de mayo de 2015

Vamos al sur. A los rieles y a los árboles que cantan al lado de las veredas, como pájaros con raíces del alma.
Alma de suburbio.
Alma de diamante.
GB
Esas grutas del fin del mundo, habíamos sucumbido al más terrible amor allí. Nos destrozábamos al alba , para resucitar en los anocheceres eternos de auroras boreales.
 
 
 
 
 
 
El mar en plena tormenta, el viento, el huracán
. Las olas golpeando el tiempo.
La furia de tu amor
deshojando margaritas
en la costa.












Ya empiezo a extrañarte sin haberme ido, brumosa melancolía que llega del río de la Plata, extraños ángeles que habitan los edificios del barrio de Monserrat. Si me prometés que estarás siempre, que siempre habrá un hueco en tu baldosa, una entrada para el cine arte , una pinta de cerveza roja, una fiesta en el Barrio Chino , un brasilero que no sepa el idioma , una paloma al borde del vuelo ; así, sólo así podré tomar el barco ese que me llevará al sur de mis suburbios, al lado de la vía del tren, donde gesté mi tiempo y tu poema.
GB
Madrugada de invierno, madrugada de infierno, sólo una letra  nos separaba. Atrás de los árboles y a escondidas, recibía tus mensajes, te llamaba con un grito oscuro. Creía en eso. Te acordás ?






En esta inercia , una ventana abierta es todo un desafío, una oportunidad de saltar ( me acaban de decir que no estoy sola), un saludo, un pañuelo mojado por la lluvia.
Me apasiona esa sutil clandestinidad de no saber(te) y sin embargo buscarte sabiendo que nunca.
O tal vez.
Tal vez.





 Te recuerdo enredando sombras a la orilla del río más hermoso del mundo. La luna se recostaba sobre el sauzal (de nuevo estoy viniendo) y los duendes de otras partes seguían tu espalda arañada por los latigazos de la selva. No fue hace tanto, pero creo que aún vivíamos en esas tierras, donde siglos más tarde, los hombres escribían sus crónicas y analizaban etnias , costumbres y cosas que no nos interesaban.
Es que sólo vivíamos.
Sí.





A lo lejos se prende el otoño, los pájaros lo saben ; se adentran en las nubes de la oscuridad. Terremoto de cielo, hojas de plátano que bailan sobre las avenidas.La ciudad conoce el silencio del otoño, lo piensa a pesar de los bocinazos y el ruido.
En la montaña y el el mar, sucede exactamente lo mismo.
Los poemas aman al otoño.
Lo esperan a través de las ventanas, de los pájaros, en las avenidas , en los cerros y en las olas.
Igual que yo.
Te espero.





Y empezar a añorar todo aunque aún no se haya ido...
La añoranza es dulce y lánguida.
Como una tarde que se desvanece.
Comienzo de la noche
de donde bebo
la luz.





El viento sobre el balcón , la luna lejos.
Día de otoño y melancolía.
Las lágrimas del mundo posadas al borde de.

Y yo no quiero.





Via Crucis.
Camino al monte, tu dolor , se convierte en luz
y los ciegos se debaten en la oscuridad
mientras los amas.
(Mi Maestro)





Podría ser un recuerdo,
tu espalda corriendo entre la selva,
con la luz del plenilunio sobre
tus músculos cansados.
No te detenías, buscabas ,
estabas al acecho,
más salvaje aún
que él.


Estamos habitando una casa en la que nunca estuvimos. Por la ventana, siempre se ve la luna en cuarto creciente. Los lobos aúllan en el bosque primal. Gritos de animales insomnes y un agujero negro en la pared. Tenue la luz del candil, algo que han dicho tantos poetas.
Si no fuera por la escritura, hubiese muerto de sobredosis de napalm.






Volar como una hoja de otoño y caer sobre el empedrado de una calle de San Telmo. Luego seguir, hacia la ruta del viento.
Nada más por hoy.






Gotas cuánticas de luz. El Universo es nuestra casa. La familia cósmica danza ese ritual. Se avecinan tiempos más violentos. Humo y destrucción. La cuestión es no creer en esas palabras. Toda entrevista sirve para mentir, por eso basta de entrevistas. Pescado podrido al por mayor y en re venta. Ya lo dijo el Flaco : Sólo el amor puede sostener.
Reflexionando...
GaBy





Crepúsculo en Getsemaní. El viento azotaba y las nubes , corrían furiosas en el cielo. Mi maestro oraba, su corazón dolía.
Retumbar de su latido en el centro de todo centro.
Aún azota el viento.
En Getsemaní.


Los rayos del sol , fulguran en la noche a través de la luna.
La ciudad tiembla abajo, en el asfalto.
Algunas almas se encuentran y se besan la frente.
No sé porqué estás tan lejos.





Volveré a Magdala sin ti, ahora, que eres luz entre las luces.





Me gusta ver los lobos en los atardeceres de junio, cuando el sol es débil y se esconde tras el follaje. Ellos salen a esperar la noche. Sueltos o en manada, sus pasos son de lobo.
Bendita la esencia que me parió.




Caminito del crepùsculo, los pasos de la luna santa bordeando el Paraná. El río siempre me espera, un poco más distante que el mar. Se hace desear en su olejaje rebelde, en su corriente engañosa.
Aparente calma la del Paraná.





Luna llena, muy llena desde el puente de la Estación de Témperley.
El ambiente atestado de insomnio. El sonido del cielo, sin embargo.





Noche pura. Silencio profundo.
Allí te encontré.
No eras vos.





Las aguas tranquilas de la placenta,
dan paso al oleaje de
un océano embravecido.
Parte la música de mi corazón ancestral y
se manifiesta
en quienes
ya no están dentro de mi,
pero sí alguna vez.

GB
a mis hijos




El poder sanador de una palabra.
Una sola, redentora y hostil.
Alarmante, abrasadora.
Palabra de noche, palabra de luna.
Palabra de huecos sórdidos enredados
en las tinieblas de un sexo
abierto a la demanda
inoportuna
de unos , de otros , de casi nadie.
Palabra que repite con gestos
inusuales.
Palabra aquella del desmàn, de la deshora.
De huecos sórdidos enredados
en las tinieblas de un sexo.
Palabra, palabra.
Palabra aquella.
Aquella.

Que nunca.
(dijiste).






Ilumina ese jardín.
En sueños, estábamos todos juntos. Otra vez.
Antes de que la realidad nos desUNIERA para siempre.
Éramos libres porque creíamos en algo.
Nuestra poesía gestaba futuro y
hablaba de la muerte.
Nuestros niños aún eran pequeños
y no se habían golpeado tanto.
Este mundo es arrollador.
Se lleva hasta los sueños.
Voy a buscarlos, no dentro (mío).
Cerca del Cañón del Colorado.






Cada mañana abre su posibilidad de abismo, que es la posibilidad del otro cielo. De esa ventana que no contiene la luna. Del cerro que se abre a la tormenta. Del viento en alta mar. Del viaje que llega con su sonoridad y su posibilidad de abismo.
O qué pensabas?






Canción de la noche. Tierra roja.
La canción de la noche se parece a
la canción de la mañana.
Retumba la inmensidad.
Grito . Tambor. Pluma.
Cuando escribí ese poema
estaba lejos del norte.

(It is a good day to die)




SERIE


I

si el cuerpo se abre como un altar
y defenestra la decencia
pobre de aquel que no se tire al vacío
que no inunde de jugos el sabor
de una boca que pide a gritos



II

leo esos poemas y sé de dónde nacen
útero abierto sangrante
manos únicas venas rotas
una poeta se acerca a mi ventana
no podemos compatir más de dos palabras
el poema ya es demasiado en una mujer



II

si esgrimo un poder que no tengo
es sólo para conquistarte
para voltear esos recuerdos
para que te fanatices en la idea de mí
hasta morir hasta el último tajo
hasta estrujar la sábana
-menos no- más vamos por más


V

vaporosa sensación se esfuma
como una hoja de otoño tiñe los gritos
me hace pensarte en la pantalla
sentado aburrido socorrido por la distancia
pero algo es más fuerte - decís -
esa energía que proviene de este lado del mundo
dónde la luna no es roja
pero presagia tormentas
dónde las lágrimas se vierten dulcísimas
al compás errático del clonazepán



V

no sé no sé toda esta inutilidad mía
sé hacer tostadas con manteca
y quemar las hojas
también interpreto textos y escribo poemas
el mundo se debate y yo escribo poemas
alguien se muere un niño se asfixia
el imperio fagocita la esperanza y el agua de los mares
la corrupción sale de las cárceles
el trabajo estupidiza tanto como la televisión
y mi rebeldía tan estúpida tan inútil tan sudaca
sólo escribe poemas.



Postal de sábado en el suburbio.
Si estás ahí no es una pregunta , aunque así te la formule. Qué
noche , qué frío, cuánta humedad. Te estabas poniendo cianótico y eso
en Buenos aires, se paga muy caro. Creo que sin amor o algo así.En
este barrio suburbano todos viven malditos, descorchan botellas sólo
los sábados por la noche y luego se cuelgan de los balcones o se
asoman a sus patios a ver la luna que aparece neblinosa, como en un
cuento de brujas bonachonas.
El tiempo se les escurre entre los ojos, y vuelven a toser los días
lunes, con antibióticos y paracetamol encima de la campera, de la
cmisa de fuerza o del uniforme del trabajo.
Tienen algún sueño y lo dejan en Internet ,en un chat telefónico, en
la pantallita del celular. No se atreven a salir corriendo por las
calles empedradas y gritar a voz en cuello, eso, que estamos
necesitando tanto.

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